Lléname, alba temprana, el jardín de mañanas frescas, y despierta las legañas. Las yemas del olmo secas, devuélveles el rocío. Brío humedo, brillo enbravecido, en reflejos transparentes. Cúrame el sabor nacido, de secas noches, de seco frío. Devúelve joven rocío, rocío al alba, al alma mía.